Fue en una noche obscura mientras Andrés Landero dormía en una hamaca, que el diablo vino a cantarle la tonada de "El Tigre Mono", era un joven campesino de San Jacinto Bolívar que agarro el Valor que le dejo ese encuentro, para viajar por el mundo al lado de Delia y Manuel Zapata Olivella y encantar con su acordeón la vida.
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